Juan Manuel Arnal es presidente de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza. Tras dos años de pandemia, una crisis económica y el conflicto bélico, hace balance de cómo estos factores han afectado al movimiento vecinal, a los barrios y, en definitiva, a los zaragozanos.
¿Cuáles son los principales retos de Zaragoza?
En estos momentos, uno de los retos principales es la movilidad y todo lo que conlleva los retos medioambientales que lleva consigo la descarbonización.
Pero, también, otro de los retos fundamentales es evitar que la ciudad sea dual; es decir, que haya dos velocidades dentro de la ciudad, teniendo en cuenta que hay barrios o zonas con unas rentas muy bajas, que provocan desequilibrios que hay que cortar. No solo con las políticas sociales, sino con políticas urbanísticas de embellecimiento, de equipamientos, etc.
¿Cómo ha vivido el movimiento vecinal la pandemia?
Bueno, el movimiento vecinal es parte sustancial de la ciudad, que lo ha pasado muy mal. Hay que recordar que no solo fue ya el confinamiento, sino todas las restricciones, tanto en el uso de locales como otras actividades, pues muchas de las que hacemos habitualmente en nuestros locales y centros cívicos han tenido que paralizarse.
A su vez, no nos engañemos, ha habido también una desmovilización general de la ciudadania, porque la situación ha sido muy dura. Estamos saliendo de la situación, pero todavía hay cifras de contagios, fallecimientos….Y restricciones, aunque se van quitando.
Estos hechos ha afectado a toda la ciudad y, el movimiento vecinal, ha sido uno de los segmentos de actividad más castigado, no solo por el fallecimiento de compañeros y compañeras por la enfermedad, sino, como digo, por las restricciones.
Se cumplen 3 años de Jorge Azcón como alcalde de la ciudad. ¿Cómo ves Zaragoza en estos momentos?
He de decir que nosotros, vinculado también con el tema de la pandemia, suscribimos el acuerdo por el futuro de la ciudad, convencidos de que era una herramienta y un compromiso político y social claro con la sociedad civil.
Esto se incumplió desde el minuto cinco de haberlo firmado. La prueba es que en las restricciones que ha habido presupuestarias, en los cambios de determinadas estrategias dentro de la ciudad, no se ha contado con el movimiento vecinal, incluso en restricciones económicas severas.
Los tres años de Azcón vienen marcados por su acuerdo tácito e implícito con la derecha extrema o la extrema derecha, y luego por una cuestión que creemos fundamental: en estos tres años se han prometido muchas cosas y se han iniciado a ultima hora muchas más, que no estaban en los primeros planteamientos que tenía este equipo de gobierno.
Mucho nos tememos que la mayoría de esas actuaciones tienen un poso, no para la ciudad, sino propagandístico.
Creemos que es necesario empezar a recuperar la agenda urbana 2020 y 2030, que requiere de la participación de la sociedad civil, en la planificación y ejecución de los proyectos ciudadanos.
¿Cree que hay futuro en el movimiento vecinal de Zaragoza?
Bueno, el movimiento vecinal es fruto de la sociedad civil. Es puro voluntariado. Entonces, es lo mismo que preguntar si hay futuro en los sindicatos o en el voluntariado en general.
Nosotros creemos que hay una transformación soterrada de todo este tipo de movimientos, pero que la sociedad civil está en estos momentos muy mediatizada por tres criterios que creemos que habrá que cambiar: uno es le individualismo, y eso no puede ser; el hedonismo, es decir, la creencia de que estamos aquí para pasarlo bien, y eso no es así. Hay momentos buenos, malos, de trabajo y demás; y otro de los criterios que está impregnando toda la sociedad es el inmediatismo: las cosas se tienen q hacer ya. Y todo esto choca con lo que es el voluntariado y lo que es la dinámica social.
Esto viene a decir que tiene que haber una transmisión de información, un debate, una introspección. Y nosotros creemos que en estos momentos se ha agravado por la pandemia, por la salida de la crisis económica y, ahora, por la situación bélica que hay, que nos esta afectando a todos y que ha producido una especie de decaimiento de ese compromiso personal.
¿Apostaría por un nuevo estadio de la Romareda?
Nosotros, en la ultima asamblea de noviembre, aprobamos una resolución por unanimidad. Primero, que no vemos que sea un proyecto prioritario en Zaragoza.
En la ciudad, hay otros como la linea 2 del tranvía, y luego actuaciones de infraestructuras de vivienda de alquiler o de promoción municipal que habría que ejecutar.
Hay muchísimas prioridades. Segundo, nosotros apostamos que el campo de fútbol tiene que estar en la ciudad consolidada, y lo primero que habría que ver es si es viable dejarlo donde está. Y la tercera cuestión, fuera de la ubicación, es que el Real Zaragoza es una sociedad privada. Habrá que ver cómo se gestiona ese campo; para qué y para quién.
Esa es la postura que tenemos acordada y por unanimidad por la FAVZ, con 42 asociaciones, lo que indica que dentro del aspecto ciudadano, pensamos que hay un sentido común y que debe ser el que prevalezca frente intereses particulares.
¿Qué retos tiene por delante como presidente de la FABZ?
Primero, mantener la actividad, mantener las puertas abiertas de nuestras asociaciones. Creemos que el futuro de la ciudad y del tejido asociativo pasa por trabajar por los 10 objetivos de la agenda urbana española, que se tienen que trasladar a la ciudad con un plan de acción local.
Porque esos 10 objetivos conllevan todo lo que es la vida ciudadana, tanto urbanísticamente como socialmente, con el tema de igualdad, de participación, el tema de personas mayores, la movilidad…Y es donde nosotros vamos a realizar la actividad fundamental, con las juntas vecinales de distrito, consejos de ciudad y órganos participativos.
Todo ello, sin olvidar que hay un aspecto cultural y lúdico que tienen las asociaciones de vertebral la vida diaria de las actividades de todo tipo, en los diferentes distritos de la ciudad.